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Rastros y rostros del Runa Yanakuna en el Resguardo de San Sebastián, Andes del Macizo Colombiano.

  • Foto del escritor: WAYRA CHASKY
    WAYRA CHASKY
  • 18 jul 2018
  • 7 Min. de lectura

Panorámica de la Cabecera del Resguardo Yanakuna de San Sebastián.

El Resguardo Yanakuna de San Sebastián es uno de los más antiguos que existen en el Macizo Colombiano.

En algunos documentos de archivo encontrados por Juan Friede se manifiesta que "ya por los años 1638 los Caciques de San Sebastián vendieron a Sebastián Inca de Salazar algunas tierras que comprenden en forma vaga, las tierras de Caquiona y el "cucho de Pancitará" para ser ocupadas por los indios que deambulaban sin tierra. Igualmente se tiene conocimiento que en el de 1702, Carlos Inca de Salazar, hijo de Don Sebastián Inca de Salazar y quien se declara "Cacique principal de los indios Anaconas..." es quien a su vez logra obtener de la corona española de algunas tierras para situar mil trescientos indios que trajeron de las papas y que no cabiendo en Caquiona, fueron situados en el "Cucho de Pancitará"1. Por otro lado, al igual que lo sucedido con los estudios sobre el origen de la población del resguardo de Caquiona, existen diversas discusiones en torno al origen de los antiguos pobladores Yanaconas del Resguardo de San Sebastián.

Hasta la actualidad no se ha formulado una teoría con argumentos verificables que definan el origen de esta población en la zona; por ello es necesario el desarrollo de un estudio minucioso que considere los aportes de la arqueología y la etnología para descifrar “los complejos procesos sociales, culturales y políticos que produjeron la actual cultura de los pobladores de esta región y de los Yanaconas en general” 2.

No obstante, las discusiones sobre el origen de la población Yanacona de San Sebastián, predomina la teoría que señala al grupo migratorio de origen quechua que ocupó no solo el resguardo de San Sebastián sino toda la región del Macizo a finales del siglo XVI y comienzos del XVII. Por su parte Romoli, señala que en la región existen factores de fuerte influencia marcados por elementos lingüísticos de origen Quechua, teniendo que el dialecto "almaguero" del que nos habla podría entenderse como una variedad del Inga o del quechua. Así mismo se encuentra una serie de pautas de manejo de la tierra y de la cosmovisión propia que permite examinar que se dieron unas acciones de poblamiento muy antiguo y unas relaciones e intercambios culturales quizá mucho antes de la llegada de los españoles.

A pesar de la escasa información al respecto, existe información sobre la constitución de antiguas provincias; según Kathleen Romoli en algunos documentos del siglo XVI se describen la existencia de las provincias étnicas de Guachiconu y Papallaqta, cuya delimitación ocupaba el área del antiguo Distrito de Almaguer que desde luego era mucho más amplia y que nada tiene que ver con los límites actuales de dicho municipio.

Por otro lado, según la Arqueóloga Eva María Hooykaas citada por Buenahora, en las regiones del Macizo Colombiano y el Alto Caquetá se encuentra diseminada "la toponimia de tinte Incaico ...”, lo cual da una idea de las posibles relaciones que pudieron presentarse entre los habitantes de estas zonas; posiblemente estas relaciones eran de tipo comercial.

Desde el primer contacto con los europeos, los pobladores indígenas del Macizo Colombiano lideraron un proceso de resistencia constante frente a los invasores y contra los que quisieron posteriormente disolver las tierras colectivas. Sobre este aspecto, Juan Friede señala a partir de datos obtenidos de documentos históricos que en la zona se presentaban constantes litigios por las tierras contra los colonos, igualmente describe la manera como los indios de estas zonas se defendían a piedra y palo para que los ‘blancos” no se apoderaran de sus tierras.

Los archivos históricos son una fuente incalculable que describen LAS LUCHAS LIDERADAS POR LOS YANACONAS PARA LA DEFENSA DE SU TERRITORIO. Un caso específico encontrado en estos documentos se refiere a la lucha dada por el Cacique de Pancitará. Al igual que el cacique Kakaoña, el cacique de Pancitará opuso una gran resistencia frente a la dominación española, su lugar de resistencia se centró sobre todo en lo que es el "cucho de Pancitará" y la comarca que lo circunda y en donde se encontraban diseminados los nativos de San Sebastián. El Cacique Pancitará fue temido por los españoles por su valentía y fiereza para defender a su gente y las tierras que se encontraban bajo su mando.

La invasión y la colonia fueron épocas en las que se desarrollaron acciones violentas contra la población indígena de una manera avasalladora, los encomenderos no sólo se ocupaban de los tratos crueles para el trabajo en las minas de oro de Almaguer, sino que utilizaban todo tipo de engaños contra ellos:

"El encomendero Luis de Mudelos quien era natural de Portugal, ha sido causa de mucho daño para los indios...porquestá (sic) casado con una mestiza, mujer cruelísima...tiene yndias en su casa e indios en quien faze xusticias e castigos más que si fueran esclavos...". El encomendero y sus hijos ilegítimos, es decir, dos "fixos mestizos, fixos de yndias e suyos, ombres de cuarenta años, e un nieto de veynte e cinco", se distinguían en la región por ser: "...todos tres cruelísimos carniceros contra los miserables indios..." (Escobar:1582:155)

De igual manera, tal como lo sigue mencionando Escobar, la iglesia y los curas explotaban a los Yanaconas a través de la imposición de tributos. Esta situación y el fuerte proceso de evangelización condujeron a la destrucción de formas tradicionales de organización, pero igualmente a la implementación de nuevas formas de resistencia para la defensa del territorio y de su cultura como grupo étnico Yanacona.

A pesar de las luchas libradas por la defensa del territorio, se tiene conocimiento que gran parte de las tierras de las antiguas provincias de Guachiconu y Papallaqta, quedaron en manos de colonos y actualmente los Yanaconas lo reclaman como parte de su territorio ancestral.

Durante el proceso de colonización la comunidad Yanacona incorporó a su religiosidad propia elementos religiosos de la cultura occidental como las imágenes remanecidas que poco a poco desplazaron las propias divinidades y el surgimiento de otras. PARA EL CASO DEL RESGUARDO DE SAN SEBASTIÁN, LA COMUNIDAD DESCRIBE LA APARICIÓN DE LA IMAGEN DE SAN SEBASTIÁN CUYA FIGURA CORRESPONDE A LA DE UN INDÍGENA INKA.

Según los pobladores del resguardo, esta imagen fue encontrada por un miembro de la comunidad en lo que hoy es el Pueblo de San Sebastián y se dice que cuando la figura se traslada a otro sitio, está siempre regresa a su lugar de origen.

Algunos aspectos sobre la religiosidad de los antiguos Yanaconas se logran observar en el relato que hace Fray Juan de Santa Gertrudis de su viaje realizado desde Almaguer hasta Timaná:

"En el Páramo de las Papas encontró una piedra grande que en latín tiene la inscripción "fortitudo" a la cual pensé... es obra de los antiguos, y tal vez labrada y puesta allí del diluvio a esta parte...cuando se conquistó el Perú allí se halló esta piedra...reparé que al pie de la piedra y por todo lo allí delante habían muchos canasticos llenos de piedrecitas...este es feudo que con ellos hacen estos bárbaros al demonio, para tener buen páramo, y es así que ven que les sale bien, no hay remedio de sacarlos de esta superstición...con el báculo hice en la peña una cruz, diciendo al mismo tiempo: alabado sea Jesucristo por todo el mundo...Cuando lo comencé a decir, estaba el día claro con un sol muy despejado, sin nubes en el cielo, y todo el aire sereno. Mas al acabar de decir la última palabra, con todo a un tiempo se mudó y me hallé rodeado de niebla espesa, con un torbellino horroroso de viento desaforado, truenos, relámpagos, aguacero y granizada... a lo que la comitiva de los indios que venía detrás vieron la repentina mudanza dijeron: "ya el padre alabó a Dios en la piedra escrita, y por eso se ha movido esta tempestad; mal páramo tendremos hoy..."

El Régimen Colonial Español era un régimen tributario. Los resguardos y los Cabildos fueron establecidos, entre otras razones, como mecanismos de tributación indígena, pero con ello también se les permitió a éstos, territorialidad, gobierno propio y cultura, es decir, la supervivencia de su pueblo así fuera en condición de subordinados.

Durante la República, se dio continuidad a las tendencias de liquidación de los resguardos [la propiedad comunal del resguardo siempre fue concebida como un estado transitorio, susceptible de ser dividida y legalmente autorizada por el estado] iniciadas en la colonia(...). El impulso final lo dio el predominio de las ideas liberales que proponían la incorporación del indio a los procesos económicos del Estado, y por ende la dislocación del régimen colonial.

No obstante, la tenacidad y lucha de los indígenas caucanos se vio reflejada desde inicio de la colonia y posteriormente durante la época republicana, la dislocación de los resguardos y su repartimiento conllevaron a los indígenas a buscar mecanismos de defensa. Para el 1824 se ordenó la división territorial de república quedando divididas en departamentos y cantones, algunos años después se ordenó la disolución de resguardos, caso que sucedió en el cantón de Almaguer incluyendo en ella a Caquiona, San Sebastián, Pancitará y Guachicono.

Frente a esta situación fue necesario recurrir a los documentos de archivo históricos para determinar la antigüedad de los resguardos y en particular el resguardo de San Sebastián con el fin de luchar desde el punto de vista jurídico por la validez de la constitución del resguardo. Los documentos históricos permitieron establecer que antes de 1538 ya existía un documento que hacía referencia a la venta de las tierras de este resguardo a Sebastián Inca de Salazar. Pero fue solo hasta el año de 1833 que el escribano público de Almaguer, Cauca, expidió un certificado que corresponde a la trascripción de los límites generales del resguardo, medido y deslindado por el Ayudante Mayor del Escribano Público del cabildo de Almaguer. Sin embargo, en este certificado no se indica el año en que se practicó, pero se deduce que es anterior al de la fecha de expedición.

Con base en el contenido de la Escritura No. 47 de agosto de 1966, de la Notaría de San Sebastián, se puede afirmar que el Cabildo del resguardo de San Sebastián poseyó efectivamente el título original del resguardo, pero que fue extraviado, siendo necesario protocolizar las declaraciones rendidas de cinco testigos de acuerdo a lo dispuesto en el artículo 12 de la ley 89 de 1890, encontrándose debidamente legalizada y registrada y que hasta la actualidad es el documento que valida la constitución del resguardo de San Sebastián.


Fuente:

Cronicas de memoria de monografías Misión de Vida Yanakuna.

Resguardo Ancestral de San Sebastián.

Andes del Macizo Colombiano.


 
 
 

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